jueves, octubre 29, 2009

Se apagó la voz de la nba


Se apaga la voz de la NBA en España
Publicado por Eduardo Schell. Octubre 20 del 2009

La Voz de la NBA en España se ha apagado. Y mira que era difícil. Ésta vez, Andrés Montes se ha despedido para siempre. Ha llegado al final de la escapada. Revolucionó la forma de retransmitir partidos junto a Antoni Daimiel (que inicialmente aportaba el yin al yan, o viceversa) con nocturnidad y alevosía (por la diferencia horaria en España) creando un genero de culto en una cadena oculta, por ser Canal+ de pago, y que luego trasladó al fútbol con su inolvidable tiki-taka en otras sesiones de ocultismo ya que laSexta no se veía en todo el país. Dio igual. Montes se convirtió en un icono casi pop.

Lo comentaba Pau Gasol en MARCA a las pocas horas de conocer la noticia del fallecimiento: “Me enganché a la NBA con Montes, le voy a echar mucho de menos, trascendió al baloncesto y fue alguien determinante para el boom del baloncesto en España”. Lo dice quien era un niño de San Boi, que al igual que otros muchos trasnochaba para ver la NBA divirtiéndose con el combo Daimiel-Montes y que ha acabado haciendo historia conquistando el anillo de la NBA con los Lakers. Cuánta razón tenía Andrés al bautizarle años y años atrás como "E.T". Andrés supo antes que nadie que Pau era un extraterrestre.

Los puristas, los técnicos, los exquisitos y otros más no le perdonaban que confundiese algunos jugadores (sobretodo en el fútbol porque retransmitía casi desde el techo del estadio y no veía bien), que no aportara comentarios técnicos, que estuviese todo el rato poniendo motes y que no hiciese análisis tácticos sobre las defensas en zonas ni los posibles cortes de UCLA Yo, y otros muchos, le estaremos siempre agradecidos por sabernos transmitir el sentido lúdico del deporte, por edulcorarnos la vida a las tantas de la madrugada cuando te peleas con el sueño para no cerrar los ojos en algunos de esos tiempos muertos eternos.

Siempre digo que puede que el mejor baloncesto del mundo no esté en la NBA, pero sí que es la mejor liga del mundo, que es una factoría de entretenimiento y de vender y generar ilusiones. Y Andrés, lo supo captar mejor que nadie. Él, con su singular idioma, que una vez intenté recoger en un diccionario Montes-Español, se dedicaba a vender el “muñeco”, “motos” y “bacaladas” al grito de “tríiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiple” inventándose nuevos vocablos como “jugón” (sólo apto para cracks entre cracks como Jordan, Kobe, McGrady, Carter…) o “pincho de merluza” (tapón) y clasificaba a los jugadores dentro de grupos increíbles como “cicuta mix” (los que protestaban), los de “intendencia”, los de “albañilería” (esos que hacían el trabajo oscuro pero necesario), “estopa mix” (esos que repartían golpes a diestro y siniestro), los de “cortocirtucitos S.L.” … Mientras iba bautizando con motes inolvidables a todos los jugadores, nos daba la bienvenida al "curso baloncestístico" de turno, nos subía a bordo de las "Aerolíneas Jordan" anunciando que "el vuelo duraría 82 partidos de Liga Regular y lo que hubiese de playoffs", nos recordaba una y otra vez la "Ley de Shaq y el artículo 34 por el que hacía lo que le daba la gana" y no paraba de preguntarle a Daimiel "por qué todos los jugones sonríen igual".

Todo esto y más, a las tantas de la madrugada hora española ataviado con un chaleco inigualable, una pajarita singular y unos zapatos que no se veían pero que era de pret a porter. Es el único presentador que conozco al que no le gustaban que le vistiesen, él iba vestido de casa. “Schell, vestido soy un gentleman, desnudo un chimpancé”, me dijo muchas veces.

Él también narró los éxitos recientes de la selección española de baloncesto (medalla de oro en el Mundial de 2006, la plata europea de 2007 y el oro de 2009 al grito de “el oro no está en Moscú, está en Polonia –cuánto te añoramos en los Juegos de Pekín, Andrés-) bautizando a todos los jugadores con motes imposibles y entrevistas para el recuerdo a Pau y otras a Mr. Catering Calderón. Todos ellos se han quedado de piedra tras la muerte de Andrés, que ha dejado un legado histórico, un lenguaje propio, una forma de entender el deporte y la vida.

Los que hemos tenido la suerte de conocerle un poco más, nos sentimos unos privilegiados. Andrés era un tio peculiar, único en su especie. Para mí un crack. Siempre lo he confesado: soy andresmontesista. Y más desde que le conocí. Una pena no tenerle más por aquí. El basket te llora. Descansa en paz, jugón. Un abrazo eterno de “precisión suiza”, que a mí también me bautizó. Gracias por los recuerdos y por intentar hacernos ver que "la vida puede ser maravillosa".

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